sábado, 26 de abril de 2014

La necesidad de una expansión en Venezuela

Debo reconocer, necesariamente, que no soy periodista deportivo. Al menos no aún, ya que, muchas veces, me he planteado la posibilidad de asumir la Comunicación Social como segunda carrera universitaria. La primera fue la de Idiomas Modernos en la UCV, pero eso es cuento de otra historia.

Yo sólo soy un simple fanático de los deportes, principalmente del fútbol, pero sé reconocer la importancia y la necesidad de la práctica del Béisbol como práctica deportiva, como pasión venezolana, como rito cultural típicamente caribeño. Tanto el fútbol como el béisbol generan las más intensas pasiones en nuestro país, pero evidentemente, sigue siendo el deporte de los bates, guantes y pelotas el claro dominador en cuanto a la preferencia de la fanaticada deportiva venezolana, muy a pesar del reciente crecimiento del interés en nuestro fútbol.

Esta pasión y este interés por el béisbol lleva a que muchos niños y jóvenes decidan emprender la práctica de este deporte, primero, como actividad lúdico-recreativa y luego, para muchos podría resultar una profesión, una actividad lucrativa, una forma de vivir.

Por todas partes de nuestro territorio nacional podemos encontrar miles de escuelas y escuelitas de todos los tipos y de todos los tamaños cuyo único interés es formar a esos peloteros que en el futuro podrían darle grandes glorias a nuestro país. Escuelas muy humildes y de escasos recursos de donde han salido, salen y seguirán saliendo jugadores de la talla de Miguel Cabrera, Carlos González, Pablo Sandoval, por mencionar sólo algunos de los muchos venezolanos que nos representan con orgullo en las Grandes Ligas.

Desde la década de los 90 a esta parte, el crecimiento demográfico, poblacional no puede ser considerado sino exponencial ya que pasamos de los clásicos 20 millones de habitantes a los ya probados 30 millones de venezolanos que habitamos dentro de las fronteras de nuestro amado país. Quiere decir este dato que la población creció casi en un 50% en menos de 20 años lo que genera consecuencias positivas y negativas para toda la actividad llamada béisbol.

Entre las positivas podemos enumerar que crece la cantidad de adeptos y fanáticos de esta práctica deportiva; crece, también, la atención sobre la práctica profesional de este deporte; crece la necesidad de encontrar nuevas formas de atención para la creciente fanaticada del béisbol en Venezuela; crece el interés en la práctica y los practicantes de la misma por lo que los niveles de competitividad van aumentando y la calidad de los torneos, en teoría, debería ir subiendo.

Pero no todo es tan positivo como parece y entre los efectos negativos es que al aumentar la cantidad de practicantes son muchos los jóvenes esperanzados que se quedan fuera y sus sueños de llegar a la élite se ven frustrados.

Es verdad que no podemos medir el éxito de nuestro béisbol por la cantidad de jugadores que llegan a Grandes Ligas pero sí creo necesario hacer una revisión profunda en la cantidad de equipos profesionales de nuestro campeonato profesional de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP). Es decir, mientras el país creció en 10 millones en dos décadas, los equipos profesionales del país siguieron siendo los mismos 8 de hace al menos 20 años.

Veamos el ejemplo del basquetbol que realizó una expansión, en apariencia exitosa, y que ha generado un incremento en el seguimiento, emoción, espectáculo y calidad del basquetbol venezolano y con excelentes resultados. Lo más impresionante es que se juega en  sedes tan distantes como Puerto Ordaz  y Maracaibo, sólo por mencionar algunos casos.

El punto fundamental de esta disertación es desmitificar esa palabra que tanto horror produce a los dueños de equipos de LVBP, a la directiva de la liga y a su Presidente actual, el Sr. Oscar Prieto Párraga. Si bien es cierto que hay grandes diferencias entre el béisbol profesional y la práctica de otros deportes como el baloncesto, también es cierto que la LVBP está en mora y en deuda con el país y la nación beisbolera que, lejos de concentrarse en grandes ciudades como Caracas, Maracay, Barquisimeto y Valencia, también está regada en centros y ciudades importantes y a los cuales nuestro circuito rentado puede y debe llegar.

Con la más que posible mudanza de los Tiburones de La Guaira al Estado Vargas, su lugar de origen y el sitio que representan, con la comentada y sabida construcción de un estadio para este equipo en “El Pavero” en Macuto, parece que, de alguna forma, habrán cambios obligados en lo que respecta a los ejes de poder y control de nuestro béisbol venezolano. Tiburones, la institución, se verá obligado a generar y a animar una ya existente base social que aúpe, que ya existe, al equipo todos los días en su propio estadio, de manera que la mudanza del equipo de Caracas a Macuto no sea traumática sino que por el contrario, sea beneficiosa, rentable.

Por su parte, la Alcaldía de Caracas ya inició el año pasado los trabajos necesarios para la construcción del Gran Parque Hugo Chávez en las inmediaciones del Hipódromo de Caracas y aledaños a la zona del Poliedro de Caracas. Si bien es cierto que el proyecto es grande y ambicioso, la parte destacable para nuestra disertación es la supuesta construcción de un gran estadio de béisbol con capacidad para 35 mil personas que vendría, por fin, a reemplazar al vetusto Estadio Universitario de la UCV.

Sin embargo, estos no deben ni pueden ser el único paso a dar para que nuestro béisbol sea capaz de adaptarse a la creciente demanda e interés por la disciplina: Debe hacerse algo más. Ese algo más no se traduce en otra cosa que no sea una nueva expansión a gran escala.

Es risible y hasta humillante como dirigentes de nuestro béisbol, como José Grasso Vecchio, han asomado la posibilidad de hacer una expansión de la LVBP pero fuera de nuestras fronteras y entre los sitios mencionados se habla de Aruba, Curazao y Cartagena, sin ni siquiera tomar en consideración la demanda interna de la fanaticada. La expansión siempre debe hacerse dentro de nuestros límites territoriales y la expansión no puede ser evaluada por simple factores económicos y de mercadeo, por el contrario, debe haber un mayor interés en fomentar y promover valores a través de la práctica deportiva y colaborar en la incesante lucha contra vicios, ocios y malas costumbres que parecen imperar en nuestra juventud y nada mejor que el béisbol como solución, entre varias, para atacar problemas como delicuencia, drogas, etc. En pocas palabras, la LVBP debería pensar también en el capital social producto de una posible expansión por encima incluso de los beneficios económicos que esto pudiese producir ya que una mayor masificación de esta actividad deportiva, tarde o temprano derivará en beneficios económicos para todos los equipos.

Es cierto también el tema de la expansión se torna difícil debido al problema del traslado de los equipos a distancias muy grandes y ante esto creo que la mejor salida debe ser abordar el tema junto con el Ministerio del Deporte, aprovechando que el actual ministro fue jugador profesional, e incluso con otros entes como el Ministerio de Transporte Terrestre y el Ministerio de Transporte Aéreo y Marítimo. ¿Para qué reunirse con otros entes y no ser autónomos en esta decisión? Y la respuesta es muy sencilla, ya que indudablemente, son esos ministerios los que podrían facilitar las herramientas de traslado y apoyo logístico para que los equipos no tengan contratiempos en sus viajes a otras sedes y el tema de la expansión sea lo más natural, positiva y ventajosa para todas las partes involucradas.

Ahora bien, supongamos que ya todos los temas conflictivos podrían ser resueltos, la pregunta que vendría al caso sería: ¿A qué ciudades debería llegar la expansión? La respuesta también está a la mano: Puerto Ordaz en el Estado Bolívar y San Cristóbal en el Estado Táchira.

¿Por qué esas ciudades y no otras? Bueno, esas ciudades cuentan con grupos económicos que llevan tiempo interesados en tener un equipo de béisbol profesional en sus ciudades; ambas iniciativas cuentan con el apoyo gubernamental de sus estados y/o alcaldías; son plazas que nunca han tenido algún equipo perteneciente a la LVBP y cuando se han realizado tanto en La Ceiba (Puerto Ordaz) como en el Metropolitano (San Cristóbal) algún juego de exhibición, los llenazos son espectaculares y el interés para asistir a esos juegos es notorio. Como último detalle, cabe destacar la existencia de edificaciones, estadios, red hotelera de gran nivel, aeropuertos nacionales, etc. que facilitarían los temas logísticos para cualquiera de las escuadras de nuestro campeonato.

Pero esto no puede quedarse sólo en esas dos ciudades, podría hacerse una expansión de tres equipos, cuatro equipos, pero seguramente, la que saldría aprobada sería una aprobación de sólo dos equipos, las ya mencionadas. Viendo esto, debemos entonces promover o preparar desde ya la próxima expansión de nuestro béisbol, del campeonato de béisbol profesional, y allí podrían entrar ciudades como Acarigua, que ya tuvo a Pastora de Los Llanos sin grandes éxitos y cuenta con el estadio “Bachiller Molina”, y Coro en el Estado Falcón, cuna de grandes peloteros y ciudad de la que desconocemos la existencia de alguna edificación beisbolística.

Para que la nueva expansión funcione, debe ocurrir también una transformación del esquema del campeonato; esto implicaría abandonar la forma actual de todos contra todos para pasar a un esquema ya usado que es el de Divisiones, y estas serían una División Occidental compuesta por 5 o 6 equipos y una División Oriental compuesta por 5 equipos.

Las divisiones quedarían de la siguiente forma:
División Occidental
División Oriental
Tigres de Aragua
Leones del Caracas
Cardenales de Lara
Navegantes del Magallanes
Águilas del Zulia
Tiburones de La Guaira
Deportivo Táchira
Caribes de Anzoátegui
Duros de Falcón
Bravos de Margarita
Lanceros de Portuguesa/Pastora de Los Llanos
Diamantes de Bolívar

Claro, sabemos que un escenario que difícilmente se ejecutará en los próximos años, pero creo yo que es el escenario ideal que permitirá la masificación del béisbol nacional venezolano sin necesidad de pensar en aventuras exóticas como Cartagena de Indias o Aruba que, sinceramente, no dejan de ser ideas ridículas con el único interés de generar dinero, capital, pero no capital social.


Esperemos que a los señores directivos de LVBP se les abra al entendimiento y finalmente comprendan que la apuesta de la expansión, seguramente riesgosa, tendrá éxito a largo plazo y dejará una mayor estabilidad y masificación del llamado deporte nacional venezolano.

domingo, 20 de abril de 2014

Para una propuesta de Fútbol en Venezuela


Sé que soñar no cuesta nada y también sé que los sueños generalmente llevan a las más grandes de las desilusiones. Sin embargo,  es a través del mundo onírico que surgen las más geniales e interesantes ideas que, desde mi punto de vista, nuestro cerebro diseña.
Sin más preámbulo, el sueño o idea que quiero comentar:
A veces me resulta inexplicable, me resulta increíble, como jugadores venezolanos de fútbol van surgiendo por todas partes dada las precarias condiciones sociales, deportivas, económicas y culturales que rodean el ambiente de nuestro fútbol y más aún el fútbol infantil.
Si bien es cierto que el interés en el fútbol en nuestro país es un fenómeno indetenible, principalmente a partir de la Copa América 2007 y de diferentes torneos “exitosos” realizados por equipos venezolanos como Caracas FC, Estudiantes de Mérida y Deportivo Táchira, debemos reconocer los verdaderos amantes e hinchas de algunos de los clubes de fútbol de nuestra tierra que el panorama, en comparación con el béisbol, aún luce desolador.
Sí, es cierto, hemos tenido avances y muestra de ellos parece que será la más que probable salida de 6 a 7 jugadores al exterior desde nuestro campeonato, transformándose y engrosando la lista de jugadores venezolanos en el exterior o simplemente VENEX o legionarios. También es muestra de ello el gran y creciente interés que genera nuestra selección Vinotinto y como ahora en diarios deportivos y no deportivos nacionales se dedica grandes espacios y recursos para hablar y comentar sobre el acontecer de nuestra selección.
Muestra de crecimiento también puede considerarse las diferentes clasificaciones a Mundiales organizados por la FIFA que, en categorías menores tanto femeninas como masculinas, en los últimos años ha obtenido el fútbol venezolano. Sin embargo, parece que, a excepción de la Vinotinto Femenino Sub 17 que fue capaz de ganar arrollando a sus rivales en Paraguay el Suramericano de la categoría en 2013, parece que nos cuesta ese momento grande, ese último paso que nos dé el paso definitivo a la gloria.
Hay dos momentos en nuestra historia futbolística reciente que  ilustran este momento, ese paso que nos falta a la gloria: El primero fue la definición por penales en las semifinales de la Copa América de Argentina que terminó ganando Paraguay y en el que Venezuela no fue capaz de superar ese momento agónico del tiro de pena máxima. El segundo momento, en mi opinión, en realidad es una secuencia o una consecución de momentos vividos en la Eliminatorias al Mundial Brasil 2014: Hubo juegos donde la Vinotinto se iba adelante o encimaba a los rivales pero no terminaba de concretar, de dar el golpe y por el contrario, hubo una arremetida del equipo contrario y los resultados son conocidos: derrota en Lima, derrota en Puerto La Cruz ante Chile, empate en Puerto La Cruz ante Ecuador, empate ante Bolívia en La Paz, derrota ante Uruguay en Puerto Ordaz y empate con Paraguay en San Cristóbal. Resultado final, otra vez, Venezuela queda fuera del Mundial.
Ante el pesar y la tragedia de haber desperdiciado la mejor oportunidad de nuestra historia para entrar en un Mundial de mayores, es necesario entonces seguir adelante, no hay mejor opción. Lo que queda es recomponernos, analizar lo positivo que tenemos y a partir de allí volver a intentarlo.
Pero claro, debemos pensar en el futuro de nuestro fútbol en tres etapas de un proyecto. Debemos pensar que existen tres áreas cuya delimitación debe estar bien clara para poder construir las bases de un futuro cuya característica sea el éxito constante y frecuente de clasificaciones y buenas actuaciones en torneos FIFA.
La primera etapa debe ser el corto plazo. Esta etapa estará marcada por el trabajo intenso que debe hacer la selección de mayores con miras a la obtención (¿Por qué no?) de una Copa América o de una actuación que iguale o supere a la  obtenida en la edición pasada. Lo mínimo entonces sería pasar a la final. Veamos, en mi opinión, el material humano lo disponemos, los recursos monetarios, el apoyo del país está, lo único que no tenemos es el Director Técnico y es en este punto donde muestro mi total preferencia y predilección por el mejor técnico venezolano de la actualidad: Noel “Chita” Sanvicente. Los resultados, la experiencia, los títulos, los jugadores, los métodos, la prensa, todos lo avalan, pero la FVF y el dúo diabólico de Rafael Esquivel y Laureano González siguen empeñados en no contratar a Chita porque el técnico más exitoso de nuestra historia desnudará las terribles falencias y graves trácalas que hay en la FVF. Sólo pensemos en Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Margarita y ya podremos imaginar una situación conflictiva.
La segunda etapa debe ser a mediano plazo. Esta etapa evidentemente se nutrirá de los resultados obtenidos en la primera de las etapas, la Copa América Chile 2015, pero desde ya debemos ir pensando en ese camino, que no es otro que el Mundial de Rusia 2018. Tomando como hipótesis que el técnico venezolano sea “Chita” Sanvicente, sentimos alegría porque el panorama en cuanto a jugadores de peso en todos los aspectos del juego va en aumento. Tomemos como válido esa propuesta final de Farías en sustentar a la Vinotinto en los jugadores pequeños y habilidosos como Josef Martínez,  Rómulo Otero, Yohandry Orozco y el juego que deberá desarrollar la selección será muy rápido, muy vertical, fuerte en defensa, rápido en las transiciones, jugadores habilidosos y que sepan jugar al primer toque, es decir, el típico juego de un equipo de “Chita” Sanvicente.
Sólo de imaginar una selección con Dani Hernández en el arco; Victor García y Roberto Rosales en los laterales; Oswaldo Viscarrondo y Fernando Amorebieta como centrales; Tomás Rincón y la posible incorporación de Manuel Schmiedebach como mediocampitas de contención y armado; Yohandry Orozco, Josef Martínez y Rómulo Otero en el mediocampo ofensivo, o quizás el mismo Pedro Ramírez y con una única punta como José Salomón Rondón, da para pensar que tendremos una selección fuerte, compacta y de buen pie que será capaz de parársele de tú a tú a cualquier rival del continente. Y el banquillo, las reservas serán también de gran lujo al contar con jugadores como Mario Rondón, Pedro Ramírez, Andrés Tuñez, quizás el mismo Jeffren Suárez y varios otros habituales como Alexander González, Frank Feltscher, etc. Suponemos que el camino será difícil, pero confiamos en la garra y entrega, buen toque, juego asociado que caracterizan a los equipos de Noel Sanvicente en su historial como técnico.
Pero, queda ahora hablar de esa tercera etapa, lo que ya evidenciamos debe ser el largo plazo. La idea no es sólo ganar una Copa América en Chile y clasificar al Mundial en Rusia. Si pensamos sólo en eso, quedará como el recuerdo de una gran gesta heroica llevada adelante por una Generación de Oro pero sin dar verdaderas bases a nuestro fútbol. Será el momento entonces de revisar y evaluar todo lo perdido con una generación para el recuerdo y será, eterno dilema del venezolano, momentos de buscar culpables, de correr la arruga. Ahora, si queremos evitarnos esa tragedia y ese lamento típico nuestro, empecemos desde ya a pensar no sólo en el Mundial de 2022 en Qatar, sino también en una generación sustentable de talentos aprovechables que nos lleven a la cima y nos aseguren el éxito deportivo permanente.
A ver, el escenario actual es una gran cantera de futbolistas regados por el país con muchos talentos incipientes que buscan la manera de destacar en categorías inferiores y que terminan o emigrando al exterior para tener oportunidades con alguno de los equipos del extranjero o terminan por abandonar la práctica del deporte más hermoso del mundo, como diría el conocido Luís Omar Tapia.
Otro aspecto a evaluar son lo poco estructurado de nuestro fútbol menor ya que son muy pocos los equipos profesionales que, en serio, apuesten por sus categorías menores. Podemos hablar que, salvo Caracas FC y quizás algún otro equipo como Deportivo La Guaira, de 7 años para acá es que los equipos de fútbol profesional van pensando en fortalecer sus divisiones inferiores. Y la razón para hacerlo es sencilla: al haber tanto talento, sale mejor y más barato invertir en talento de la casa que seguir pagando sueldos impagables a extranjeros y a jugadores consagrados.
Otra razón de peso para esta reciente inversión y ante la evidente prolijidad de la cantera de jugadores venezolanos es la razón económica y de rentabilidad. Veamos lo hecho por el Caracas FC en detalle: En los últimos años, el Rojo se ha convertido en exportador constante de talento. Recordemos los casos de Ronald Vargas, Roberto Rosales, Oswaldo Viscarrondo, Alexander González, Josef Martínez, Fernando Aristeguieta y la más que probable venta de Rómulo Otero y veremos que los avileños han sabido capitalizar la inversión realizada en la formación de los jugadores. Ahora entendemos el gran interés de la gerencia deportiva en promover su política de exportación de talento. Incluso, con la llegada de Eduardo Saragó al banquillo rojo, esa tónica se mantiene y ya hemos visto a varios jugadores juveniles formados en el Rojo debutando en primera de la mano del técnico caraqueño.
Ante las referencias mencionadas del Caracas FC y los éxitos recientes en divisiones menores a nivel de selección, surge la necesidad de plantearnos alguna solución y/o propuesta que nos lleve a trabajar en ese largo plazo mencionado.
Si revisamos las zonas de origen y residencia de los jóvenes que en los últimos años se han destacado en la práctica de fútbol, podremos observar que su aparición no se ha concentrado en zonas específicas del país sino que más bien han aparecido en zonas tan distantes como Zulia, Sucre,  Bolívar, Miranda, Aragua, Carabobo, Yaracuy, Portuguesa, Mérida, etc. Es decir, entonces, que el fenómeno de la explosión de talento futbolístico no se remite sólo a Caracas, Valencia, Maracay o Maracaibo, que también tienen gran producción de talento, como centros neurálgicos y exclusivos para talentos sino que es un fenómeno de carácter nacional.
Ahora, es aquí donde empezamos a figurar una propuesta y donde la capacidad de imaginación se suelta, se desborda y empezaríamos con las hipótesis. Si yo fuese Ministro del Deporte, aplicaría un plan nada fácil y nada sencillo pero de posible aplicación. El plan es el siguiente: Empezaría a zonificar el país por zonas de influencia, haciendo un estudio detallado de aparición o predilección por la práctica del fútbol en el país. Luego, dividiría el territorio nacional en 10 sectores y en cada sector establecería un CAR (Centro de Alto Rendimiento o Centro de Entrenamiento) exclusivo para la práctica deportiva y la residencia de los jóvenes seleccionados. También podría ser aplicado en las capitales de cada estado y en lugar de tener 10 CAR tendríamos 22 y eso haría mucho más exhaustivo la búsqueda y selección de talento juvenil futbolístico.
Supongamos que ahora combinamos ambas propuestas y que en cada  estado establecemos un Centro de Alto Rendimiento y que a su vez creamos 10 zonas espaciales donde reuniríamos los mejores por estado o centro y podríamos tener la siguiente división:
1.-CAR Zona Central (Ubicado en Valles del Tuy y donde entrarían Aragua, Miranda y norte de Guarico).
2.- CAR Caracas (Ubicado en la capital y cuyo ámbito de interés serían jugadores de la ciudad más los altos mirandinos).
3.- CAR Guayana (Ubicado o en Ciudad Bolívar o en Puerto Ordaz y cuyo ámbito de interés serían los estados Bolívar, Delta Amacuro y Amazonas).
4.- CAR Oriente (Ubicado en Margarita, en Coche o en Cumaná y cuyo ámbito de interés serían los estados Sucre, Anzoátegui, Nueva Esparta y Monagas).
5.- CAR Occidente (Ubicado o en Barquisimeto o en San Felipe y cuyo ámbito de influencia serían los estados Carabobo, Yaracuy, Lara y Falcón).
6.- CAR Los Llanos (Ubicado en Acarigua y cuyo ámbito de influencia serían los estados Portuguesa, Cojedes y Guarico Sur).
7.- CAR Zulia (Ubicado obviamente en Maracaibo o en Cabimas).
8.- CAR Los Andes I  (Ubicado en Timotes o en Apartaderos y con influencia en Trujillo y norte de Mérida).
9.- CAR Los Andes II (Ubicado en El Vigía o en La Grita con influencia directa en el sur de Mérida y en el estado Táchira).
10.- CAR Los Llanos Sur (Ubicado en Socopó o en Barinas y con zona de influencia en Apure y en Barinas).
Ahora bien, el proceso de captación y selección de talento infantil y juvenil sería bien sencillo: Al jugador destacar en una escuelita de fútbol menor o torneo aficionado también, pues inmediatamente debería ser abordado y reclutado para el centro estatal, luego si el joven sigue destacando, pudiera entonces pasar al CAR de su zona respectiva y por último paso, engrosar la selección nacional de fútbol correspondiente a su edad.
Los chicos que engrosen este sistema de fútbol de categorías menores deberán estar residenciados en la escuela a la que pertenezcan y tendrán clases en la mañana o en la tarde como un sistema regular de clases, pero también en el otro turno deberán entrenar. También podrían recibir clases de música, artes, educación para el trabajo, que vayan enriqueciendo la formación de nuestros jóvenes talentos futbolísticos.
Ahora, si es de seguir soñando, llegaría entonces el chance acercarnos a grandes clubes del mundo para que tutelen, asesoren y respalden las escuelas de formación que se vayan instalando y por qué no, más adelante, desarrollar incluso Campeonatos auspiciados y apoyados por esos grandes clubes. Clubes como Boca Juniors, River Plate, FC Barcelona, Real Madrid, Inter de Milán, AC Milán, Juventus, Arsenal, Liverpool, Manchester United, Sporting de Lisboa, FC Porto, SL Benfica, Bayern Munich, Borussia Dortmund, Ajax, Feyenoord, Twente; recibirían una invitación a ser parte de este proyecto y regentar alguno de los centros futbolísticos por capital de estado.
La creación de estos centros y de este sistema imitaría de alguna forma el gran éxito generado con el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y permitiría vigilar y monitorear el crecimiento, desarrollo, necesidades y formación académica de al menos 4 mil jóvenes de todo el país y ensancharían el espectro de las selecciones nacionales infantiles, juveniles y ya adultas.
Este proyecto o idea es bien flexible y sería fácilmente aplicado a la rama femenina. Es decir, generar la misma cantidad de escuelas o centros también para la formación de jugadoras de fútbol femenino y ya no sólo serían 4 mil sino 8 mil los jóvenes atendidos y con garantía de éxito y buena formación física, intelectual y hasta moral.
Incluso, así como el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles organiza giras anuales para sus miembros, es posible que en este proyecto, los involucrados puedan hacer giras alrededor del mundo, visitando América del Sur, Europa y África, de manera que el nivel, el fogueo y la competitividad de nuestros jóvenes futbolistas vaya subiendo.

He aquí delineado mi pequeña propuesta en pro del fútbol nacional. Puede que genere adeptos, puede que genere enemigos. Quedará para discusiones y mejoras o posiblemente, si es que a las hipótesis queremos volver, quedará solamente escrito en este blog, sin ningún interés para alguno de los entes involucrados.